martes, 20 de agosto de 2013

Un poco de historia sobre los manantiales del Parque de la Fuente el Sol



Señalábamos en nuestra primera entrada como "La Fuente el Sol" era un espacio que ya tenía su historia. Un paraje ya conocido por la calidad de las aguas de los manantiales que aquí afloraban.
Nada mejor que documentarlo con un extracto del interesante libro "Urbanismo y Arquitectura de Valladolid en los siglos XVII y XVIII" de Mª Dolores Merino Boato, el cual fue editado por el Ayuntamiento de Valladolid dentro de su colección "amarilla" en el año 1989.

[...]Durante los últimos años del siglo XVI se va gestando la idea de traer agua a la ciudad del manantial de la Fuente del Sol. En 1602, Pedro de la Bárcena y Juan del Río Zelaya, maestros fontaneros, reciben mil ducados para que compren materiales y empiecen a trabajar en la fábrica de la Fuente del Sol(*), y al año siguiente se da carta de poder a Juan de Nates, maestro arquitecto, vecino de esta ciudad "...para que pueda acudir y acuda a la fábrica de dicha fuente".
En efecto, un acuerdo de 30 de junio de 1603 ratifica la construcción de la nueva fuente; dice así: "Este día...acordaron que se escriviese y asentase en este libro como por orden y mandado d'esta ciudad, la qual fuente se echo a correr y empezo a correr dia de señor San Juan de junio d'este año de mil y seis cientos y tres años". De él deducimos su localización, más allá del Monasterio de la Victoria, en un altozano.

Sus aguas gozaron, siempre, del favor y alabanza de los vallisoletanos por su gran calidad, por ello se intentó, en alguna ocasión, abastacer a la ciudad con el agua traída de allí. A tal efecto el ayuntamiento, en su día, compró una viña al Monasterio de San Pablo, para hacer conducto por ella; pero no se llevó a cabo.
Todavía se está trabajando en los remates externos de la fuente por el año 1610, fehca en que manda el Regimiento "... se aga una vola grande que sirva en los ynbiernos sobre la fuente del sol tres rrallos sobre la dicha fuente con goperas y pernos...".
Dada su ubicación en pleno campo y próxima a zonas de arbolado, las cañerías se llenaron de arena y toba procedente de las cuestas; además las raíces de los árboles atascaban la conducción. Hubo que revisar varias veces todo el encañado, hacer en el nacimiento un pozo hondo y una gran arca para poder limpiarlo con más comodidad, así como los desaguaderos correspondientes para evitar que se anegara. En el resto de la cañería hasta la fuente se reforzaron las arcas cambiando las puertas de madera que se habían podrido por otras de piedra "... con sus aldabas emplomadas...".
En el transcurso del siglo hubo que invertir muchos cudales en su reparación, para mantenerla en uso. Del arca-cambija del nacimiento quebraron la puerta; el interior se llenó de piedras e inmundicia; las demás arcas fueron igualmente maltratadas. Todo ello obligó a Francisco de Praves a restaurar íntegramente toda la cañería, aunque en años sucesivos surgieron, de nuevo, los problemas consabidos de falta de agua, con los arreglos pertinentes para que "... corra en taça y pilon...". La situación se hizo insostenible desde el punto de vista económico y el regimiento decidió tratar con conventos de la Victoria y Trinitarios Descalzos la posibilidad de que se hicieran cargo del mantenimiento de la fuente, a cambio de darle el agua sobrante de la misma. No debió hallar eco suficiente en los monjes; sólo los Trinitarios contestaron "...que ayudarían si se les daba el agua de los manantiales d'ella...". Demasiada exigencia para una obra que había costado tanto y que se hallaba en el "puesto y mexor salida de Vallid...".
Hasta el final del siglo, el Ayuntamiento sigue haciendo gastos para conservar la Fuente del Sol, de cuya hermosa fábrica se hallaba orgulloso.
Otro manantial de excelente agua para la salud, en opinión de los propios regidores, se encuentra en la cuesta de la Maruquesa . En 13 de julio de 1629, el Ayuntamiento ordena a Francisco de Praves que vaya a reconocerlo, y se proceda a recoger el agua "... y se encañe y disponga de manera que se pueda usar d'ella...".[...]


(*)Nótese como el nombre del paraje varia según las fuentes consultadas. A fecha de hoy, y sin ser un nombre oficializado, la acepción más común de este entorno forestal es "Fuente el Sol", sin el artículo contracto "del". 

lunes, 19 de agosto de 2013

Estamos en La Fuente el Sol


Situemos el Parque Forestal de la Fuente el Sol. Nos encontramos en el norte de la ciudad de Valladolid en la margen derecha del río Pisuerga, en el corazón del Cerro de La Maruquesa, una de las tres terrazas fluviales que protegen a la ciudad por el poniente. Dicho cerro queda enmarcado por el cruce de los caminos (ahora carreteras) de Fuensaldaña y Villanubla. Entre estos límites surge una serie de caminos históricos (como el de La Mona) y cañadas reales (como el ramal occidental de la Cañada Real Leonesa) que sirvieron en el pasado de vías de comunicación con el noroeste de la península para nuestros antepasados y que en la actualidad son meras vías de servicio para las labores del campo y, sobre todo, para servir de senderos para paseantes y ciclistas de fin de semana. Es en este espacio donde, ya desde siglos pasados (siglo XVI), nuestros antepasados recogían aguas para su consumo, y donde se inició, ya a mediados del siglo XX una intervención para urbanizar y repoblar la parte superior de las terrazas fluviales y sus laderas con el objetivo de servir de lugar de esparcimiento y asueto de los ciudadanos de la ciudad.
Hoy, en pleno siglo XXI, la Fuente el Sol se configura con sus aciertos, sus anécdotas y, como no, con sus errores, como uno de los espacios naturales más interesantes de la ciudad vallisoletana. 
La intención de este humilde blog es, en definitiva, recapitular, documentar y poner en valor uno de los espacios naturales más carismáticos de la capital vallisoletana: El humilde Parque de la Fuente el Sol.